Aunque las contraseñas son el método de identificación que nos lleva acompañando en las últimas décadas, lo cierto es que, con el avance de las tecnologías, son otros los métodos de identificación que han ido ganando popularidad con el paso del tiempo.
Uno de los métodos más extendidos es sin duda el uso de la huella dactilar, aunque no nos podemos olvidar del reconocimiento facial o incluso del escáner de iris. Sistemas biométricos que tratan de blindar la seguridad de todos aquellos datos e información almacenada en nuestros dispositivos.
Sobre todos estos sistemas hay un gran debate, ya que, mientras que son muchos los que siguen prefiriendo hacer uso de la contraseña, otros muchos prefieren usar otros sistemas más modernos como el reconocimiento facial, mientras que el más extendido quizás es el uso de la huella dactilar. Por lo tanto, la gran duda para la mayoría de usuarios es ¿cuál es mejor y más seguro? La respuesta no es sencilla, pero lo mejor es conocer las ventajas e inconvenientes de cada uno de estos sistemas biométricos o de identificación para que cada uno utilice el que más seguro y cómodo le parezca en función de sus necesidades.
El uso de contraseñas es algo a lo que todo el mundo ya está acostumbrado y es un método que, a pesar de que muchos se han empeñado en anunciar su fin, ahí siguen como uno de los métodos de identificación más utilizados. El uso durante tanto tiempo de las contraseñas, indica que es un sistema más seguro de lo que muchos puedan pensar, aunque eso no quita, que como otros sistemas de identificación tengan también sus propios riesgos.
Por un lado, hemos oído hablar en numerosas ocasiones del robo de contraseñas de webs y servicios muy populares, lo cual, pone en peligro la seguridad y privacidad de los usuarios. Por lo tanto, el hecho de que estas contraseñas se almacenen y viajen por la red frecuentemente, aumenta el riesgo de que puedan ser capturadas. ES por eso que siempre se recomiende crear una contraseña segura, única y fácil de memorizar, lo cual termina siendo una tarea algo complicada, más aún teniendo en cuenta que no es aconsejable hacer uso de una misma contraseña para diferentes servicios.
Tener que introducir una contraseña implica que, si alguien se fija en las pulsaciones de teclado que hacemos, nos la puedan robar. Por el contrario, ofrecen la posibilidad de poderlas cambiar cuando queramos y tantas veces como sea necesario, algo que no es posible con la huella dactilar o el reconocimiento facial.
Aunque para muchos las contraseñas son el método de identificación más antiguo, lo cierto es que el uso de la huella dactilar como identificación es el sistema que primero se empezó a utilizar. Y es que a mediados del siglo XIX ya se usaban las huellas de las manos para firmar documentos.
Sin embargo, con el paso del tiempo y la llegada de la era digital, hemos visto como en la mayoría de móviles y cada vez más ordenadores, se incluyen lectores de huellas para que los usuarios se identifiquen con solo poner el dedo sobre ellos. Al principio era únicamente en los móviles de gama alta, pero a día de hoy podemos encontrar muchos modelos de gama media y baja con lector de huella dactilar. En los ordenadores, también se han comenzado a usar este sistema biométrico como alternativa a las contraseñas o PIN de acceso.
Como todos sabemos, la huella dactilar nos identifica y diferencia del resto de personas del mundo, de ahí que sea el método utilizado para demostrar nuestra identidad en el DNI. Además, entre las ventajas de usar los lectores de huellas en nuestros dispositivos, destaca su velocidad, pudiendo ser el método de identificación más rápido.
Al ser un método muy consolidado, han sido muchos los bancos que han integrado este sistema biométrico como método de identificación para acceder a las cuentas bancarias o incluso para hacer transacciones o pagos a través del móvil. Además, es un método que impide que alguien se pueda hacer pasar por otra persona o identificarse como tal, al igual que ocurre con el uso de una contraseña.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que podemos encontrar ciertos problemas en el caso de tener las manos sucias o húmedas, y por supuesto, si hacemos uso de guantes.
Uno de los métodos de identificación más sofisticado y complejo es el reconocimiento facial, que como su propio nombre indica, se basa en el reconocimiento de los rasgos de nuestra cara para identificarnos. En este caso, cada fabricante utiliza sus propias tecnologías por lo que no se trata de un sistema tan estandarizado como puede ser el lector de huellas dactilares.
Básicamente, lo que hacen estos sistemas es mapear la cara del usuario a través de la cámara delantera del móvil o algún sensor especial. Ahí se almacenan ciertos datos como la distancia entre ojos, anchura de la cara y la frente, espacio entre la comisura de los labios, etc.
Aunque es algo que hemos empezado a ver en ciertos modelos de smartphones, también es posible iniciar sesión en nuestro ordenador a través del reconocimiento facial. En este sentido, Microsoft ha sido uno de los primeros en dar el paso y en llevar estos sistemas de identificación al PC a través de Windows Hello.
Windows Hello usa la cámara del PC para reconocer tu rostro o incluso permite también utilizar un lector de huellas para iniciar sesión en el sistema. Una manera de identificarse en el ordenador más rápida y segura y que además se puede usar apara realizar compras dentro de la propia aplicación.
Y es que Microsoft ha conseguido con Windows Hello, ofrecer una manera muy segura de blindar la seguridad de nuestra información, eso sí, el grado de seguridad depende también de otros agentes externos como son el dispositivo que se use para el reconocimiento, así como la propia versión de Windows 10 que se tenga instalada en el equipo.
Fuente: https://www.adslzone.net
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