Los errores de disco duro pueden suponer un problema de grandes dimensiones para los usuarios, dado que, en muchas ocasiones, supone perder todos los datos que en él teníamos almacenados. Y, por desgracia, en la mayoría de ocasiones se producen si un aviso previo por parte del sistema.
A pesar del constante auge de los sistemas de almacenamiento en la nube y la considerable bajada en el precio de los SSD, para la mayoría de usuarios el disco duro es nuestro cajón de sastre, donde almacenamos todo: drivers, documentos, música, películas,… Todo tiene cabida en estos dispositivos de almacenamiento mecánico. Por ello, cuando se producen errores de disco duro, nos acabamos llevando las manos a la cabeza por no tener hecho un back up de nuestros datos importantes.
Los discos duros suelen ser más sensibles a las temperaturas que sus contrapartes sólidos. Esto es así porque en un disco duro hay también una parte mecánica que tiene que funcionar a la vez y que, a su vez, genera calor. Este calor, si es excesivo, acaba degradando el motor eléctrico que hace girar a los platos, los propios platos incluso las cabezas lectoras que están en los brezos den peine. Lo habitual en un disco duro es que funcione correctamente hasta llegar a los 50ºC de temperatura, pero a partir de 55ºC es muy posible que comience a dar errores de funcionamiento. Si llega hasta los 70ºC, el disco duro se apagará por sí solo.
La solución a este problema es colocar un ventilador frente al disco duro y asegurarte que le llega suficiente aire del exterior, así como que el aire caliente no se quede dentro de la caja y sea correctamente evacuado.
Esta clase de errores de disco duro puede ser por varias causas:
Los apagados repentinos del ordenador, ya sea porque el equipo se haya reiniciado por sí solo, o porque lo hayamos reiniciado nosotros porque un programa ha hecho que se cuelgue el sistema operativo, pueden tener efectos colaterales en los discos duros. Entre los errores de disco duro más comunes que este tipo de acciones suelen producir son la aparición de archivos corruptos en el disco (especialmente si se estaba en medio de una operación de copia o cortado/pegado de archivos). Pero otro error, mucho más grave es que, al interrumpirse el suministro de corriente de manera súbita, las cabezas lectoras del disco, entren en contacto con la superficie de éste, rayándolo y dejándolo inutilizado.
La mejor manera detectar este tipo de problema es que el disco emitirá de manera constante una serie de clics y un sonido de raspado al intentar iniciarse, y que la cabeza lectora no pueda colocarse encima del sector de arranque.
Para intentar solventar el tema de los archivos corruptos y los sectores defectuosos, la mejor manera es acceder a la función de “Símbolo de sistema” y ejecutar el comando “chkdsk /f /r x:” donde “X” es la letra de la unidad que queréis comprobar. Con estos comandos, las cabezas analizarán todos los sectores del disco duro e intentará restaurar los datos de los que encuentren defectuosos. Eso sí, armaos de paciencia porque esta operación suele ser bastante larga.
Si la utilidad de Windows no os funciona podríais intentar reparar los sectores defectuosos empleando programas como el “HDD Regenerator”.
En el caso de tratarse de un fallo catastrófico, como es que la cabeza lectora haya caído sobre la superficie del plato, se puede intentar recuperar la información empleando programas especiales para esa función. Ahora bien, si al caerse se ha dañado la cabeza lectora, entonces solo podréis llevar vuestra unidad a una empresa especializada en la recuperación de datos.
Si se vierte agua o cualquier tipo de fluido sobre el disco duro, hay bastantes posibilidades de que este deje de funcionar. Especialmente si el agua llega a alcanzar el PCB que gobierna su funcionamiento. En este caso, como en otros anteriores, sustituir el PCB original por otro igual os puede ayudar a recuperar los datos de vuestro disco duro.
Un caso diferente es si la unidad cae desde cierta altura o se le da un golpe fuerte. En este caso, lo más probable es que se desajusten las cabezas lectoras y/o los platos, con lo que la unidad quedará inservible y sin posibilidad de reparación por nuestra parte. O si, por algún casual, se rompen los sellos del disco, permitiendo la entrada de polvo en su interior.
Este tipo de fallos se producen, como hemos comentado anteriormente, cuando un chip del PCB deja de funcionar, ya sea por entrar en contacto con la humedad, o porque era defectuoso.
En este caso, y como ya hemos comentado, cambiar el PCB del disco duro por otro igual, nos permitirá acceder a los datos en él almacenados para sacarlos de él. Pero también deberéis de tener en cuenta que el PCB debe de ser idéntico al de vuestro disco duro, o si no este cambio no funcionará. Lo cual hace que esta solución pueda ser poco práctica si se trata de una unidad con bastantes años y no se pueden conseguir piezas de repuesto para ella.
Fuente: https://hardzone.es
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