Un juez de Filadelfia le ordenó a Google entregar datos de usuarios que están alojados en un servidor por fuera de este país. De nuevo se abre el debate acerca de qué leyes gobiernan la información global.
En julio del año pasado, Microsoft ganó una gran batalla judicial contra el gobierno de Estados Unidos. En pocas palabras, el caso era el siguiente: la justicia de este país buscaba acceso a una cuenta de Hotmail que estaba en un servidor en Irlanda. La empresa argumentaba que, al estar en otro territorio, las órdenes del Departamento de Justicia de EE.UU. no aplican. Para obtener los datos, los investigadores debían pasar por las cortes irlandesas.
Una corte de apelaciones estuvo de acuerdo con la empresa y, con esto, le puso fronteras digitales al alcance de la justicia estadounidense. Pero ahora, un juez de Filadelfia decidió que no importa en dónde esté la información, si es manejada por una compañía de EE.UU., entonces está sujeta a las leyes de este país.
En esta nueva demanda, el FBI le solicita a Google información de dos usuarios de sus servicios. La empresa, actuando bajo el precedente legal creado por el caso de Microsoft contra el Departamento de Justicia, se negó. Pero un juez de Filadelfia está en desacuerdo con el fallo anterior y opina que mientras se pueda acceder a la información desde un computador en Estados Unidos, entonces esos datos están cobijados por las leyes de este país.
En esencia, lo que el magistrado Thomas Rueter está argumentando es que la justicia de Estados Unidos prácticamente no tiene fronteras digitales cuando se trata de compañías como Google, Microsoft, Facebook y así. Y, por la escala de estas compañías, con millones de usuarios en todo el planeta, esta lógica resulta preocupante, por decir lo menos.
Preocupante porque, a primera vista, la lógica del magistrado Rueter podría violar las directivas sobre privacidad y manejo de datos de lugares como la Unión Europea (UE), que a principios del año pasado estrenó una serie de reglas para la manera como las empresas de tecnología de EE.UU. tratan la información personal de sus usuarios europeos.
Lo que la UE buscaba era mejores garantías sobre el acceso que las agencias de inteligencia tienen sobre la información personal de los europeos con cuentas de Gmail, perfiles en Facebook o que compran a través de iTunes.
El rediseño de este sistema, que ahora se conoce como Escudo de Privacidad, arrancó luego de que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea determinara que Estados Unidos no podía ser considerado como un puerto seguro para la información personal de los europeos y, por tanto, el flujo de información entre ambos bandos debía cesar.
El Tribunal tomó esta determinación en 2015, después de ver el amplio acceso a la información personal de millones de usuarios que tenían las agencias de inteligencia de EE.UU., como la NSA. Esto de acuerdo con las revelaciones de Edward Snowden, excontratista de la CIA hoy refugiado en Rusia. (Lea “Europa pasa al ataque”)
Los datos expuestos por Snowden hablaban de interceptación masiva de tráfico de internet en todo el mundo con la supuesta la colaboración de empresas de tecnología estadounidenses y gobiernos extranjeros, como el de Inglaterra.
Todo este tema es tan sensible que, en la batalla de Microsoft, la compañía recibió el apoyo de empresas como Apple, Amazon, Cisco, eBay, Verizon, organizaciones como la Cámara de Comercio de EE.UU., la Electronic Frontier Foundation e incluso medios de comunicación como ABC, CNN, The Guardian y hasta Fox News.
Por su parte, Google aseguró que va a apelar el fallo del juez Rueter. En la pelea contra Microsoft es probable que el gobierno también busque una apelación. Entonces, lo que esto quiere decir es que es probable que la Corte Suprema de este país tenga que intervenir eventualmente para zanjar la discusión y, de paso, establecer fronteras digitales claras para el poder judicial de EE.UU.
Los grandes perdedores de este escenario, al menos hasta el momento, son las propias compañías de tecnología, que pueden comenzar a ser vistas como recipientes inseguros para la información personal de millones de usuarios que no residen en EE.UU.
Y pueden perder por partida doble, pues varias de estas empresas, como Apple, Google y Facebook libran sus propias batallas en Europa por temas como supuesta evasión de impuestos, violaciones de privacidad o prácticas de monopolio.
Por técnicos que parezcan estos procesos, varias voces han asegurado que su verdadera naturaleza es política. El senador demócrata Mark Warner ha sostenido que las investigaciones contra las empresas estadounidenses son un vehículo para que la UE empuje su propia agenda en temas de tecnología.
Debido a su penetración en mercados y actividades diarias de millones de usuarios, el trato con las empresas de tecnología se ha convertido en una especie de prioridad nacional, al menos para países como Dinamarca. El ministerio danés de Relaciones Exteriores anunció esta semana que creará el cargo de embajador digital, cuya principal función será operar como enlace entre las compañías y el gobierno.
“Así como entablamos un diálogo con países, necesitamos establecer y priorizar buenas relaciones con los actores del mundo de la tecnología, como Google, Facebook o Apple. Vemos que muchas de estas compañías y tecnologías van a ser parte del día de muchos daneses (…) así que, si queremos participar de esto y tener una opinión en esta discusión, pues necesitamos un embajador”, dijo Anders Samuelsen en una entrevista para el diario The Washington Post.
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