Dark Web, esa peligrosa y gran desconocida.
Hoy en día, acceder a internet es solo un paso más de nuestra rutina diaria. Sin embargo, esta actividad aparentemente cotidiana puede tener consecuencias de extrema gravedad. Al navegar por la red, estamos habituados a crear cuentas en páginas web o registrarnos en aplicaciones y, en consecuencia, nuestra información pasa a formar parte de internet.
Y entonces, ¿se encuentran nuestros datos personales verdaderamente a salvo? Teniendo en cuenta que en 2016 se produjeron 1.219 brechas de seguridad en compañías tan reconocidas como Netflix o Yahoo, en las que miles de millones de identidades fueron robadas para su posterior venta en la Dark Web, la respuesta no parece ser muy optimista.
La Dark Web, o Internet Oscura, es la parte de internet que no cuenta con la supervisión de autoridades por parte de ningún país, y a la que únicamente se puede acceder a través de programas determinados, como por ejemplo TOR. A menudo es confundida con la Deep Web pero, mientras que la primera supone apenas un 0.1% del total de la red, la Deep Web o internet invisible constituye un 90%, y hace referencia a aquellas páginas que no pueden ser registradas por los motores de búsqueda, como los archivos que guardamos en Dropbox.