WD My Passport SSD, análisis: el almacenamiento en estado sólido da sus primeros pasos en el mercado general
Hace algo más de un mes analizamos la nueva generación de discos duros externos My Passport, que siguen usando el disco duro mecánico tradicional con la ventaja de ofrecer hasta 4 TB de espacio en un tamaño de bolsillo. Pero ¿qué hay de los discos SSD? ¿No tiene WD, una de las marcas más conocidas de almacenamiento, sus propias soluciones en este nuevo formato?
Pues sí, y se han bautizado como My Passport SSD. Son el primer paso, la primera generación de estos discos de estado sólido pensados para el público general, y por lo tanto tienen que definir el futuro de la marca frente a otras propuestas potentes como los Samsung T3. Veamos con detalle cómo lo hacen.
Gracias a los chips SSD, estamos ante un disco externo que no parece un disco externo. Sus medidas, 1 x 9 x 4,5 centímetros, hacen que parezca más un paquete de chicles que no un disco. Pero más que su tamaño (al fin y al cabo hay pendrives USB más pequeños), lo que sorprende es su peso. El My Passport SSD es extremadamente ligero, 51 gramos, de modo que si te lo pones en el bolsillo apenas vas a notar que llevas nada.
El material con el que el My Passport SSD está fabricado es un plástico en dos acabados, negro liso y uno metalizado “rayado” que forma ya la identidad de la marca en sus dispositivos de almacenamiento. Con el poco peso que tiene la sensación al cogerlo es de fragilidad, de tener un juguete en las manos. Pero WD ya se ha encargado de que eso se nos vaya de la cabeza garantizando resistencia a caídas de hasta 2 metros.
No hay ningún botón en el disco, así que dependemos de su conexión para que se active o desactive. Y por sus dimensiones y el grosor del cable, el disco nunca va a quedarse plano en una superficie. Siempre va a quedarte inclinado.